Cien años entre el rebusque y el lujo.

La tradicional feria dura 24 horas. Empieza con el priumer carrito de chorizos que se instala el sábado alrededor  de las 20 horas, aunque no se arma hasta varias horas después, cuando llega Pocho a instalar las mesas de sus clientes, marcadas como "P8". Loas somingos en Tristán Narvaja terminan cuando a las 18 horas ya no quedan ningún feriante y aparece el personal municipal de limpieza, los últimos en marcar tarjeta.

La amplia mayoría de los lugares en la feria están establecidos en los estatutos del derecho de piso. Según el edil frenteamplista Mario Calandra, sólo el 20% de los comerciantes tiene habilitación para instalarse los domingos. El resto son irregulares. "Los inspectores controlan que no se vendan discos pirateados, pero no que tengan permiso. Si reglamentaran Tristán, se pudriría todo", afirma Calandra, ya que desaparecería la periferia, dónde radica gran parte de su encanto.
De hecho, el propio Calandra no tiene permiso para armar su amplia mesa de venta de libros en Paysandú casi Tristán Narvaja, como viene haciendo hace 29 años. "En toda la feria no hay otra cuadra temática", dice el edil, y agrega que "es la librería más grande de Latinoamérica, son 250 mteros de libros".
Desde Corín Tellado hasta William Faulkner, desde primeras ediciones hasta lo último de las editoriales, se puede encontrar en la cuadra que va por Paysandú de Tristán narvaja a Fernández Crespo o en otros puestos dispersos por la feria. POr allí, cuanta Calandra, se veía comprar a Mario Benedetti, Ilda Vilariño, Marosa di Giorgio y Ricardo Espalter, junto con liceales que buscan algún texto de estudio usado, para obtenerlo más barato.
Hay puestos más dedicados a las partituras, a la historia o a la literatura infantil. Durante años, Calandra era buscado por sus textos sobre religión, colección que no tenía otra explicación más que una biblioteca privada que había comprado.
Juan José Romay tiene un puesto de numismática desde hace 15 años y dice que el negocio está tanto en la venta como en la compra de mercadería: "Hay gente que trae una bolsita de monedas con muy buenas cosas", cuenta.
Su negocio son las monedas, billletes y medallas antiguas. "Hay curiosos que se acercan a mirar los billetes de cuando eran niños, pero no compran. La clientela es estable, tenemos una relación de años y nos conocemos por el nombre", dice Romay. Los coleccionaistas extranjeros por lo general buscan monedas y también son asiduos compradores: cada unos seis meses, vuelven.
Romay solo vende en Trsitán Narvaja, de hecho, trabaja en una actividad que nada tiene que ver con la numismática: "Lo hago como hobby y porque además me gusta la feria con su diversidad de gente. Es un lugar que no es clasista: hay desde personas muy humildes hasta muy cultas o famosas", explica.
Y mientras lo dice, un muchacho manotea una caja con monedas y se va corriendo con, al menos, una de plata. "Esto también es Tristán", dice Romay resignado.
Así como es característico de la feria encontrar frutas y verduras junto a juegos de computadora, ropa interior y tazas chinas, todo aquel que va un domingo sabe que debe llevar el dinero bien guardado. Los oportunistas son también parte del paisaje.
Roberto Rodríguez tiene un puesto de frutas y verduras en Tristán Narvaja cerca de Mercedes desde hace 15 años. En este tiempo vio cómo los cajones de hortalizas eras sustituidos por mesas con ropa. También fue testigo de la decadencia de la costumbre de pregonar los productos. Y lo que es peor para él, tuvo que acceder a permitirles a los clientes elegirse su propia mercadería.
"Hay que acompasar los tiempos ahora que está la competencia de los supermercados", explica Rodríguez. Su puesto es familiar y lo atienden entre dos y cuatro personas, "dependiendo de las ganas de trabajr", dice y aprovecha para comentar fuerte de forma de ser escuchado: "Mi hijo se pasa paseando y no vende nada".
En La Paz y Piedra Alta, una mujer amasa y arma empanadas dulces y saladas, mientras un hombre las cocina en aceite hirviendo. "Son para la familia", dicen. María González explica que esa cuadra es "de ellos". Son más de 20 hermanos, primos y tíos, vendiendo "lo que quieras": ropa, herramientas, juguetes, electrodomésticos y objetos de aplicación dudosa.
También tienen un puesto en el Mercado Agrícola, cuenta González, y entre semana venden en los ómnibus. "Hay que rebuscarse", dice. Así como ella empezó a ir a la feria de chica, ahora varios niños pasan desde las 6 de la mañana hasta las 14 horas jugando, mientras los adultos de la familia trabajan.
Por dónde ellos están , en la zona Norte de la feria, es común ver a un grupo de gente jugando a la mosqueta. El juego además de ser ilegal y una forma de hacer fraude, genera problemas con los feriantes. "Donde ellos se instalan no hay puestos porque no dejan trabajar y roban", cuenta Marecelo Marchese, dueño de Babilonia Libros, sobre Tristán Narvaja.
Antes de instalarse, hace 12 años, tuvo un puesto en la calle Paysandú durante otros 7 años, el cual se lo regaló a un amigo (que le dio a cambio una canoa, cuanta Marchese riéndose). Otros directamente abandonan el lugar o incluso lo venden.
"Los dueños de Rayuela, Latina, Areté y Ruben tuvieron un puesto en Paysandú antes de armar su librería", afirma Marchese, para quien "es el salto natural por cercanía"
La diferencia entre un día de semana y un domingo es que se venden más primeras ediciones y libros de temas uruguayos, como Joaquín Torres García, dice el dueño de Babilonia Libros. Además, mientras que el día de feria entran unas 20 personas a sacar fotos, entre semana apenas irá uno.
Cuando empieza el calor es normal ver gente sacándose fotos con las boas, culebras y pitones que lleva Eduardo Barcelo a su puesto en 18 de Julio, entre Gaboto y Tristán Narvaja. Esa cuadra, con lalgunas excepciones, está dedicada a las mascotas (desde conejos hasta arañas pollito) y sus accesorios (jaulas, palmeras de plástico y comida).
Barcelo tiene un criadero en Lagomar, donde también vende, y afirma que es el único habilitado por el Ministerio de Ganadería para vender reptiles. Si bien lo que más vende son tortugas, que lleva dentro de tuppers, al igual que las algas para decorar las peceras, el negocio está en las iguanas y víboras.
La venta de cachorros es otro clásico. Luis Alberto Torterolo se instala con sus cajones con perritos en 18 y Tristán Narvaja desde los años 70. en ese entonces era el único, pero ahora "hay muchos, la gente no tiene qué comer", dice.
Tiene cruzas a $ 500 y perros re raza a $ 4.000, como los caniches toy blancos. "Los de raza los vendo por el diario", dice. Torterolo refiriéndose al Gallito. Ellos no viajan a la feria, sino que los muestra por fotos. Los que no son "puros", en su mayoría se los regalan.
A Blanca Uviedo muchas de las prendas que vende también se las obsequian. El domingo pasado había colocado la ropa sobre una tela en el piso, en Gaboto y Uruguay, pero en general vende en ferias de Canelones, donde vive. Ese domingo estaba en Tristán Narvaja porque tenía un producto especial: un vestido de fiesta de seda salmón con brillos y flores bordadas. Lo vendía a $ 3.000, pero su ganancia era de $ 500, porque lo tenía a consignación.
Isabel Bosco, encargada del anticuario "Esta vieja casa", en Tristán entre Paysandú y Cerro Largo, cuenta que a veces le compra antigüedades a feriantes. Tras 20 años de experiencia saban quiénes tienen piezas buenas que, además, no sean robadas.
Para Bosco y el resto de las casas del rubro, "Tristán es un espejo de la semana", ya que la gente va a ver lo que compra después, entre semana. Trabajan con una clientela fija, que llega los domingos siempre entre las 10.30 y las 12 horas. "El resto está curioseando", afirma Bosco. Y agrega: "Son parejas o jóvenes, pero no el público que necesitás. El otro día entraron unos comiendo chorizos y otros con dos perros, cuando tengo alfombra en todo el local".
Chorizos y perros entre muebles de estilo y arañas de caireles: la belleza descrita por Lautréamont.

Fuente: Diario "El País"

Apuntan y disparan contra Facebook


Las combinaciones de parámetros que ofrece la red social Facebook parecen interminables. Allí es posible crear un perfil con datos muy personales, más un sinfín de fotografías, todo adornado con abundante chotería. Es una suerte de carta de presentación virtual en la que todos pueden ver la información a la que usted permite acceder; la gente con la que se relaciona, los viajes que ha realizado, hasta sus más recientes aventuras amorosas. Por ello es necesario estar atento a los permisos que uno concede (configuración).
Algunas páginas de Facebook están siendo utilizadas para insultarse, para publicar fotos en paños menores y en algunas, las más indecentes, sus propietarios gustan de cambiarse de estado civil. Puede que aquí todo esté pasando sin pena ni gloria, pero en Bélgica la cosa está que arde.
Mucha información contenida en las páginas de los Facebooks está siendo utilizada como argumento para separaciones. "Es una verdadera trampa" dice un perturbado flamenco al recibir una intempestiva demanda de divorcio. Al parecer este pobre hombre fue "víctima" de un minucioso trabajo perpetrado por su despechada cónyuge. Guy Herniaux, abogado experto en divorcios, sostiene que es muy fácil demostrar ante la ley que dos personas se llevan muy mal en su vida conyugal con solo ver sus respectivos perfiles en Facebook. En opinión de Herniaux, uno de los papeles insólitamente relevantes que el sitio ofrece es el relativo a las pensiones alimenticias para los hijos. "Quién no quiera pagar la pensión alimenticia a sus hijos hará todo lo posible para demostrar que es la otra persona (y no él o ella) la responsable de la ruptura". Como ven, el campo probatorio se aggiorna a pasos agigantados y acompaña los avances tecnológicos en los que muchos estamos inmersos. Gracias a ello cada día son más los detractores de las redes sociales donde al igual que unos chorlitos gustamos de descargar preciosa información.
Una vieja teoría sostiene que todos estamos casi interconectados. Conectándonos a seis desconocidos estaremos ligados a toda la humanidad. Habla de lo exponencial de los vínculos y de los seis grados de separación. Facebook, por supuesto, explota ese concepto.


En la Web hay variadas redes sociales, pero sin dudas la más aceptada sigue siendo Facebook. De amigable configuración, proporciona a sus usuarios funciones básicas y otras valiosas estupideces tipo abrazos virtuales, besos digitales, regalos absurdos, etc...ce que vous voulez!
El peregrinaje por la vida de los otros es una de las prácticas preferidas de los "facebookólogos", ya que se hace de forma expedita y sin necesidad de entrar en sus respectivos perfiles. Todo se vuelve una especie de conventillo donde los usuarios entran y salen sin llamar. Pero, ¿cuál es la finalidad real de esta red social? Ya tiene un tiempo y podríamos decir que aparentemente es una idónea herramienta para el chusmerío y el levante.
¿Sabe una cosa? Saquemos el "aparentemente". Es la forma más sencilla de vincularse a otro sin ningún tipo de compromiso. Existen usuarios que disfrutan de citas, con tragos y todo, sin verse realmente, sólo a través de la red. (Solo basta ver el film He´s just not that into you)
La calidad del típico usuario de Facebook se mide en la cantidad de amigos que pueda reunir. Pocos amigos es una señal inequívoca de un verdadero looser. Nada importan las sandeces que se publique en su muro, convocar amigos es la única consigna. Además de todos los inconvenientes antes descriptos, me gustaría agregar uno más. Dentro de la información solicitada a los usuarios, alguna es tan personal que obviamente sería peligroso divulgarla. Mucha información sentimental, económica y hasta del lugar físico donde se encuentra la persona. Incluso la CIA dice haber invertido casi 30 millones de dólares para seguir a los usuarios.
Si bien Aristóteles supo decir que el hombre es un ser social por naturaleza, el Facebook en algunos casos propone una forma de socializar que raya con lo absurdo. Midamos el tiempo que destinamos a las redes sociales. Es poco y precioso.
No al contacto virtual...¡sí al contacto real!

Fuente: Diario El País de Montevideo, sección Domingo del día 30 de agosto de 2009

Ese nombre es mío

Esta entrada va a ser muy breve. El pasado 13 de Febrero recibí una llamada. Era alguien a quién conocía. Me dijo que sacara su nombre de un “portal” de Internet, porque si no iba a iniciar acciones legales contra mi persona. ¿Me está amenazando? Inmediatamente busqué su nombre en ese “portal” que él decía y encontré la nota. Era algo que había escrito allá por el 2003 o 2004, no recuerdo claramente. Lo leí para ver dónde aparecía su nombre y que decía; por momentos pensé que tal vez hubiera escrito algo ofendiéndolo. No fue así. Su nombre aparecía y yo contaba algo que era totalmente cierto; que él ocupaba determinado cargo en determinado lugar, y que había tenido una leve disputa con quién habla y sus amigos. Nada que no sea verdad, y nada que pueda ofender a nadie. Pero parece que al hombre le molestó. Ahora, supuestamente me dijo que encontró la página mediante Google; inmediatamente puse su nombre en Google y nunca apareció su nombre haciendo referencia a la página, ni siquiera entre las primeras 10 páginas de búsqueda… ¿Alguien le habrá pasado el dato?

Lo que sé es que, bajo “No quiero iniciar acciones legales”, “No di permiso para utilizar mi nombre”, “Mi hijo es abogado” y la mejor de todas “Mancha mi carrera como político”, me quisieron censurar  por algo que decía una verdad incuestionable. Su carrera política se puede ver beneficiada si hace un buen proyecto para mejorar mi balneario. Ocupemos el tiempo ocioso en algo productivo.

Alguna vez pasé y pensé lo mismo

Esta vez les voy a dejar una carta que encontré navegando por Internet de un estudiante de Informática, que no está muy contento con su carrera . Todo el que haya estudiado alguna rama de la informática, seguramente en algún punto se sentirá identificado. Es un poco larga pero está buena.

"Si, me equivoqué, lo reconozco. Es la primera vez que escribo en esta web y lo hago más que nada para desahogarme y para ver si de paso puedo ayudar a alguien para que no cometa los mismos errores que cometí yo. Comenzaré por el principio. Tuve mi primer ordenador a los 13 años (maldito regalo) un Amstrad CPC 128Kb con pantalla monocromo, todo un lujo para la época. Pasaba horas y horas con él, en aquellos tiempos no había internet y todo lo que podía hacer era jugar o programar con el “basic” que traía incorporado en su puñetera memoria ROM. 

Pasaron los años y crecí con la maldita máquina que en aquellos tiempos era toda una diversión. Mi curiosidad era extrema, me aprendí de memoria el condenado libro de 500 páginas que traía el aparatito, en donde se enseñaba a programar en “basic”, y poco más. Ni siquiera tenía sistema operativo, el condenado engendro arrancaba con el intérprete de “basic”.

Me preguntaba cómo algunos juegos que me compraba no estaba escritos en “basic” sino que venían en un extraño fichero ilegible cuyo nombre acababa en EXE. Que cosa más extraña. Además esos juegos se ejecutaban más rápido que los programitas que yo hacía con el “basic”. Me compré revistas sobre el tema y...bingo!...eran un fichero ejecutable. Mi curiosidad se disparó, quería un nuevo ordenador más rápido y quería un compilador de lenguaje C. Quería hacer cosas profesionales, convertirme en un verdadero hacker de la informática. A esto ayudaba el montón de películas de hackers adolescentes (como yo en aquella época), que empezaron a salir a la palestra por aquella época. Recuerdo una que me marcó mucho. Se titulaba “Juegos de Guerra”, protagonizada por Mathew Broderik. La peliculita iba de un chaval “hacker” de poco más de 16 años que ponía en jaque al gobierno americano desde el ordenador de su habitación. En aquella época yo quería ser como él. Tenía muchos pájaros en la cabeza.

Ya con 15 años tuve acceso a un imponente 8086, 640 KB, pantalla color, uff, vaya máquina. Y yo con mi compilador en C que me compré por correo. Me hice todo un experto en C, C++, gracias a los libros que venían con el compilador, que dicho sea de paso me costó una pasta (nadie me lo copió...). Tenía yo 17 años cuando estaba acabando COU (Curso de Orientación Universitaria, para los jovenzuelos que no sepan lo que es), corría el año 1992, las olimpiadas y la Expo de Sevilla. En aquellos tiempos ya era todo un “viciado” de la informática. Y me pregunté ¿Qué voy a hacer?. ¡Quiero estudiar informática! Allí me enseñarán todos los secretos que ahora no se (no había internet), me convertiré en hacker y ganaré mucho dinero. Que equivocado estaba....

Aprobé, por poco, la selectividad y entré. ¡Estoy dentro! ¡Lo conseguí! No cantes victoria, insensato, eso me diría a mi mismo si pudiera volver al pasado. Pero no puedo. Bueno, comencé el primer año con un entusiasmo desbordante, aprobé todas las asignaturas y creo recordar en una o dos saqué matrícula de honor. Pensaba que esos conocimientos me serían muy útiles. Por aquella época, 1994, ya comenzaba a implantarse internet en la universidad pero a muy baja escala. Casi todos los aprendices de hackers iban cargados de disketes a la universidad para llenarlos de fotos guarras, aprovechando que allí había acceso por internet a algunos foros y news que colgaban dicho material. Si es que...lo primero es lo primero....Al poco tiempo internet comenzó a estar accesible en los hogares con los modems de poquitos baudios a través de la línea telefónica pero pocos se lo podían permitir.

Lo primero que noté en mi primer año de Ingeniería Técnica Informática (más tarde me pasaría a la superior) fue la total y absoluta ausencia del sexo femenino en mi puñetera facultad. Eso fue muy duro para mi, pero mi vocación era entonces lo más importante. Las clases se hacían eternas, aquello era el servicio militar, ni una mujer, y las pocas que habían no sabias si realmente lo eran o no. Que conste que he conocido a chicas muy guapas durante la carrera pero la mayoría eran trolls disfrazados de veinteañeras. Supongo que para ellas sería el paraíso, pues estaban muy solicitadas, no es de extrañar, con un ejército de “futuros hackers” con las hormonas a flor de piel. Para mí no fue el paraíso, fue algo muy duro. Menos mal que existía la biblioteca de la universidad y allí si que había material, umm, jeje. Bueno, dejando aparte el tema de las mujeres, volvamos al tema que nos importa ahora. No solo lo pase mal por esta cuestión sino porque me di cuenta, ya debería ir por el tercer año cuando noté esto, que me estaba volviendo muy, muy introvertido.

Esto lo notaba en que cuando pasaba dos o tres horas delante de la pantalla, si venía alguien a hablar conmigo o yo tenía que hablar con alguien, me notaba muy nervioso. Eso también me pasaba en mi casa, era como que estar con el ordenador me desconectaba del mundo y luego cuando volvía a este me encontraba con que no reaccionaba demasiado bien a las situaciones. Creo que esto lo habréis sentido la mayoría que ha programado alguna vez o que pasa mucho tiempo frente a la pantalla del puñetero ordenador. Otra cosa que no soportaba ya por aquella época era la puta manía que tienen los ordenadores de dar fallos inexplicables, eso me volvía loco, me pasaba horas y horas, incluso durmiendo, pensando en el puto problema de ayer y que podría haber sido, era insoportable. Además tenía la mala costumbre de querer programar por mi cuenta y hacer pequeños proyectos, sobre todo de gráficos y juegos, que me quitaban mucho tiempo y que a veces me volvían loco con sus putos errores.

Ya por aquella época, con 20 años, me gustaba enseñar lo que hacía a mis padres y amigos (los pocos que tenía porque con el tiempo que pasaba frente a la puñetera pantalla no me daba tiempo para tener nada). Con 13 o 14 años también enseñaba los programas que hacía, pero entonces no me daba cuenta de las verdaderas reacciones de los “espectadores”. ¡Me mentían! Me decían que en realidad era muy bonito y que siguiera haciendo cosas. Pero en realidad pensaban: “Vaya forma más tonta de perder el tiempo, anda que yo iba a estar ahí haciendo el gilipollas con la maquinita”. Con 20 años ya había hecho algún que otro programa. Hice uno de un mapa de España que me costó un huevo y parte del otro y cuando se lo enseñé a mi padre descubrí otra cosa nueva sobre la informática, “el trabajo del informático NADIE LO VE”. Daba igual que me hubiera costado dos meses hacer aquel puto mapa de España, a mi padre no se le ocurrió otra cosa que decirme: “y ¿no puedes hacer que salgan también los ríos, las montañas, etc?” Estuve a punto de responderle: “si claro, y también puedo hacer que salgamos nosotros, y los extraterrestres y la puta madre que los parió, ¡no te jode!”. Nada de valorar mi trabajo. Se creería que lo había hecho en unas horas.... Desde entonces aprendí que el trabajo del informático solo es valorado por uno mismo, los demás no tienen ni puta idea de lo que cuesta. Solo un informático puede valorar el trabajo de otro informático, es una verdad como un templo, vaya puta mierda de verdad.

Pero sigamos que aún hay más. No os durmáis. Por aquella época ya me estaba dando cuenta de muchas cosas. Antes parece que vivía en la inopia. Creo que fue porque por aquella época se creía que la informática tendría mucho futuro y ganaríamos una pasta, hablo del año 1995 aproximadamente. Por entonces yo tenía la irreal idea de que al final los ordenadores podría llegar a tener consciencia y yo sería uno de los científicos que sabría descifrar los enigmas del cerebro y de la consciencia. Uff, cuantos pájaros en la cabeza!, que equivocado que estaba!. Los ordenadores nunca tendrán consciencia, si lo dudáis solo tenéis que pasaos por una clase de universidad de inteligencia artificial, redes neuronales, etc, os daréis cuenta de la moto que os quieren vender. Bueno, volviendo al tema, con 20 años y un futuro prometedor de ingeniero informático olvidé todos estos problemas y seguí adelante con mi vocación de “hacker adolescente”, pero los años pasaban y la realidad no se parecía a las películas. ¡Las películas son un fraude! ¡Vaya descubrimiento chaval!.

Llegamos a 1996, me paso de la técnica a la superior, umm, ya soy yo un tío importante, voy a ser ingeniero superior, ¡vaya gilipollez! Seguí estudiando y estudiando como un negro, porque la puta carrera era difícil de cojones, pero lo peor de todo es que las cosas más difíciles de la carrera son las que menos me sirven ahora. Bueno voy a abreviar un poco. Año 2000 acabo la carrera. Vale. Ahora a trabajar. Pero...¿a trabajar de qué?. Encontré trabajo y ahora os voy a hablar de mi experiencia laboral.

Si os tengo que resumir en una palabra el trabajo de programador, esta palabra sería AISLAMIENTO. El trabajo del informático no es un trabajo normal. Es un trabajo muy estresante. Dependes de una maquina la cual puede tener infinitos fallos, que tú debes resolver. Es un trabajo en el que estás solo, repito, solo. Es un trabajo mental que no dura solo las horas de trabajo sino que te lo llevas a casa. El mejor ejemplo que puedo poner de llevarte trabajo a casa es cuando intentas compilar una cosa y el puto compilador te da un error inexplicable que nadie en el mundo sabe lo que significa, esa sensación de impotencia no se la deseo a nadie. No me puedo imaginar un trabajo que pueda provocar esa puta sensación de indefensión frente a la jodida máquina, dan ganas de darle una patada al puto ordenador y mandarlo a tomar por culo. Puedes pasar días con ese puto error (a mi me ha pasado) y nadie en el mundo (ni con internet) sabe lo que pasa, y tu trabajo depende de eso, es desolador, desquiciante, puede acabar con la moral de cualquiera.

Por no hablar del tipo de jefes y de compañeros que te sueles encontrar. El tipo de jefe suele ser el típico “listo” que ha llegado allí por enchufe, no tiene porque se ingeniero en informática ni nada, todo vale, teleco, matemático, físico, químico, abogado, ¿fontanero?, da lo mismo, programar sabe todo el mundo. Por supuesto el piensa que tu título de ingeniero no vale nada, pues él está por encima de ti y además sin estudiar. Demostrar a alguien que no sabe de informática lo bueno que eres es imposible. La valía de un informático no suele importar. Lo que importa es que tragues con todo sin rechistar. Los compañeros suelen ser por lo general otros “pringaos” como tú. Suelen ser buenas personas, serios, introvertidos, como no puede ser de otra manera pues las horas frente al ordenador dejan su marca. Tú estás en el mismo saco que ellos, y tenéis los mismos problemas, a excepción de los trepas, que con esos mejor ni hablar. En mi trabajo pasábamos la mitad del tiempo maldiciendo a los trepas y el puto día que decidimos dedicarnos a la informática. Es de los peores trabajos que puedo imaginar. Después está el sueldo que es una puta miseria y que en los últimos años la cosa va a peor. Todo son becarios, contratos de prácticas, y si no te gusta pues a la calle, que ya vendrá otro de fp a hacer tu trabajo.

Trabajar de programador es un trabajo que mina la moral de cualquiera. Es un trabajo en el que nunca puedes dejar de estudiar cosas intrascendentes y que a nadie, es decir, a nadie en el puto mundo, con dos dedos de frente, se le ocurriría estudiarlas. Cada dos por tres aparecen nuevas putas APIs (Application Programming Interface, para los que no saben lo que significa) que vete tú a saber quien coño las habrá programado para hacerlas tan enrevesadas, nuevos leguajes que aparecen cada dos meses salidos de no se sabe dónde, ni para qué. Esto no era la informática que yo me había imaginado de pequeño, esto es un puto infierno. Pero hablemos un poco más de los compañeros. Lo peor es dar con el “friki” de turno viciado hasta la muerte con la informática, que sabe todas las pijadas, la tarjeta gráfica más potente, el procesador top, etc, pero que en realidad sabe menos que tú de la “informática real”. Lo malo es que aunque él sepa menos que tú, da la impresión, al jefe, de que sabe más, y en el mundo de la informática la apariencia que des lo es todo. Da igual que seas un programador en C++ de la ostia y quites el sentido con tus bucles while, ¡da lo mismo! si no pareces un “friki” de la informática no se te va a valorar.

Más cosas de trabajar como informático. Es un trabajo que está muy mal visto. Dices que eres informático y la gente casi que te da el pésame y te acompaña en el sentimiento. La sabiduría popular es muy grande, se huele que trabajar de informático no es ningún chollo, independientemente del sueldo. Se hacen horas extraordinarias que nunca se pagan, y si no te gusta a la calle. Lo peor de todo, según mi punto de vista, es que tienes que estar siempre actualizándote, es decir, después de haber aprendido un puto leguaje de programación que a nadie en su sano juicio se le hubiera ocurrido aprendérselo, ahora parece que ya no sirve y te tienes que aprender otro que hace lo mismo, pero que es totalmente diferente del anterior. Es decir, el informático siempre tiene la cabeza llena de cosas que NO LE IMPORTAN A NADIE y eso al final se nota. El trabajo mental del informático equivale al trabajo mental que realizan 50 fontaneros, o 200 barrenderos, etc, es decir, la mente del informático es explotada sin piedad y además te pagan cuatro duros.

Un ejemplo, lunes 9 AM, llega mi jefe: “Mira, te tienes que estudiar está bonita API de 500 páginas, creo que una semana podrás, y después me haces un programa en leguaje x2r4 que extraiga la retribución incremental de los registros impares al cuadrado, lo compilas, me haces una librería dinámica, lo documentas todo, y me hace una interfaz de usuario ¿lo has entendido? Ok. Tiene que estar en dos semanas ehh. No te duermas”.

Y yo pienso: “¿Que cojones hago yo aquí aprendiéndome una puta API de los cojones, para hacer un puto programa sin sentido, por cuatro duros y además aguantar que mi jefe se lleve todo el mérito, ¿Qué cojones hago aquí si cualquiera con menos estudios cobra más que yo, y además, en su trabajo, no se tiene que aprender putas APIs, ni gilipolleces que a nadie le importan? En resumen, ¿Qué cojones hago yo aquí?”

Bueno, ¡como veis no me gusta la informática! Me gustaba, pero ahora sé lo que es, ¡y la odio!

Odio saber que he sido engañado desde pequeño, por mí mismo y por la sociedad, diciéndome lo bonita que era la informática y su gran futuro, TODO ERA MENTIRA. Odio que la informática sea una PUTA MIERDA y que yo no me haya dado cuenta antes. Odio los putos errores de los ordenadores, compiladores, intérpretes, y demás mierda, que tantas horas me han hecho pasar en vela sin saber qué hacer. Odio estar horas y horas frente al ordenador programando cosas que ¡NO LE IMPORTAN A NADIE! Odio llegar a casa y estar pensando horas y horas en problemas que NO ME IMPORTAN NI A MI, ¡NI A NADIE! Odio que mi profesión no se valoré pues NADIE tiene ni puta idea del trabajo que hay detrás de lo que yo hago. Odio que mi trabajo no se pueda ver, pues nadie que no sea informático tiene ni puta idea de lo que significa un proyecto informático, una línea de código fuente, un compilador, una instrucción for, o un puto puntero a char. Odio trabajar sentado todo el puto día delante de un ordenador escribiendo gilipolleces en una pantalla, escritas en un lenguaje que no significa nada, que no sirve para nada y que no le importa a nadie. Odio haber estudiado 6 años de mi vida una puta carrera que NO SIRVE PARA NADA más que para poder hacer oposiciones de grupo A. Odio estar horas y horas programando y levantarme y tener la sensación de que todo lo que he estado haciendo durante ese tiempo es una PUTA GILIPOLLEZ SIN SENTIDO ALGUNO.

Tengo que decir que no estoy alterado y que todo esto lo digo desde la frialdad más absoluta. Es mi experiencia y así la cuento, cada uno puede interpretar o intuir la verdad que pueda haber detrás de mis palabras. Muchos me entenderán e incluso les habré quitado las palabras de la boca. La informática es una profesión muy dura y desagradecida, solo valdría la pena si estuviera extremadamente bien remunerada, y aún así, yo no volvería nunca. Prefiero barrer un suelo a escribir una línea más de código fuente. Por lo menos así la gente sabría cual es mi trabajo y mi mente no estaría inundada de palabras clave sin sentido, de punteros a ninguna parte, de bytes incompletos o de bits desesperados. Quiero que mi mente no este, nunca más, llena de esa basura informática que nadie entiende, que nadie comprende ni desea, que no sirve para nada y que es absolutamente agotadora.

A los que os estéis planteando estudiar informática, lo único que os puedo decir, es: ¿Habéis sentido alguna vez esa frustración que se siente cuando no eres dueño de la situación y no puedes hacer nada para arreglar el problema? Pues esa sensación tan abominablemente desgarradora es la que tendréis a lo largo de vuestra “vida informática”. Una sensación de estar haciendo cosas que no tienen sentido, que no valen para nada y que no importan a nadie. Dependeréis de una máquina falible, que fallará cuando menos te lo esperes. Cuando creas que nada puede ir mal, el compilador te dará un error inexplicable que nadie sabrá lo que significa. Cuando después de días enteros sin dormir, creas que lo has hecho todo bien y que nada puede fallar, el sistema operativo se borrará a sí mismo entrando en un bucle de formateo de todo el disco duro y no podrás hacer nada para evitarlo. Cuando creas que tu trabajo será valorado, te darás cuenta de que a nadie le importa. Cuando creas que la informática puede llenar tu vida, te darás cuenta de que la informática no tiene ningún sentido.

Tenemos tanto intrusismo profesional porque nuestro trabajo es una MIERDA y la mierda atrae a las moscas."

Fuente:http://barrapunto.com/formacion/05/09/15/1224234.shtml

Hijos de la pavota

Todos los años pasa lo mismo, y ya me tiene más que cansado. Parece que los turistas estuvieran exentos de toda infracción y que fueran amos y señores de mi balneario. Digo mío porque me crie acá desde los primeros días de nacido, hace 27 años. El tener matrícula de otro país, y especialmente Argentina, te permite hacer lo que quieras en lo que al tránsito se refiere.

Todas las temporadas veo estacionamientos en doble fila, transitar a contramano, picadas en la rambla (por nombrar algunas cosas), que aparentemente pasan desapercibidas para los oficiales del tránsito que circulan por  la ciudad. No me quiero olvidar de las motos “tuneadas” (por decirlo de alguna forma) que no tienen luces, ni matrícula, pero que circulan cómodamente por las calles, ante la pasividad de los agentes antes mencionados.

Generalmente los que pagamos todas esas infracciones somos los habitantes de todo el año. Como me pasó a mí hace unos años. Un 24 de agosto bajé a dar una vueltita por la desértica Rambla con mi querida VeloSolex, recién pintada y arreglada, a una marcha crucero (la palabra velocidad no la conoce este ciclomotor) y me llevé la grata sorpresa de que los inspectores (eran cuatro) estaban “patrullando” la zona. Uno de ellos me hizo señas de que parara. Acaté la orden, mientras por mi lado pasaban otros vehículos birodados a grandes velocidades, sin luces, sin matrícula y sus conductores sin casco, los cuales no fueron alertados por los inspectores.

Increiblemente, el más inofensivo de los conductores había sido detenido. Se ve que la velocidad a la que venía era peligrosa (Una pareja que estaba trotando por la rambla iba más rápido que la VeloSolex). Después de discusiones con los agentes, y que las motos siguieran circulando con total impunidad, fui advertido de que no podía circular más con mi ciclomotor. Se ve que sabían que no los iba a tomar a golpes de puño (como varias veces les ha pasado con otras personas), o que si me multaban, iba a ir como un gil a pagar la multa. Y así como a mí me pasó, a mucha gente también.

En verano los turistas hacen lo que quieren, y estos personajes pasean por la rambla haciendo vista gorda a todo, mientras que todos nosotros les pagamos. En invierno salen de “caza”, y agarran a todos los hijos de la pavota como yo, y tratan de sacar su comisión. En lo posible, que la ley sea pareja para todos, sino voy a empadronar la VeloSolex en Buenos Aires.

¿Qué pueden saber de fútbol?

Definitivamente me equivoqué en estudiar. Más bien me equivoqué de carrera. Cada vez que prendo la radio, o la televisión y me topo con esa “raza” de periodistas, me entra una indignación enorme. Esa raza son los tan aclamados “periodistas deportivos”, de los cuáles los medios uruguayos están inundados. ¿El fútbol uruguayo da para tanto? Aparte de darle de comer a mucha gente, sobre todo a los “Contratistas”, también queda una parte para estos seres. Cada vez que los escucho opinar sobre fútbol me desespero; yo nunca jugué a un gran nivel, pero alguna vez le pegué un buen puntazo a la pelota. Yo creo que ellos ni eso. Estoy seguro que en su vida entraron a una cancha de fútbol, y no tienen ni idea de lo que se trata. ¿Vieron atajar a Julio Ríos? Sin palabras. Directamente tiene problemas motrices para desplazarse, y después hay que escucharlo decir que tal jugador “no entendió la idea táctica del entrenador”…

¿Qué pueden saber los cajetillas de las nueva generación? (léase Charquero, Jokas, Romano, etc.) Lo más cerca del fútbol en sus infancias fue el FIFA 96 del Sega MegaDrive, en el cuál perdían por goleada en nivel Very Easy. Estos se dedicarían al cricket, y a algún partido de ludo, dónde no hubiera tanto roce. Charquero, lo que creció este muchacho comentando futbol de Estados Unidos…es como que yo comente Beisbol en Uruguay…

Definitivamente le erré. Tendría que haber hecho el curso de periodismo deportivo con Sergio Gorzy. Otro elemento; debe ser de los seres más detestables de los medios de comunicación. Estudiar periodismo con Sergio Gorzyczanski debe ser lo mismo que estudiar Física Cuántica con Maradona. No me quiero olvidar de Marcos Vitette; los que me conocen saben el aprecio que le tengo. Nunca vi nada más alcahuete de absolutamente todos los jugadores, profesionales o amateurs. Pare él eran todos “flor de jugador”…

Y así podría seguir con todos los que me faltaron nombrar (Rodolfo Pereira, Juan Carlos Scelza, Jorge Baillo, y una larga lista), pero la opinión se haría muy extensa (Si dará para hablar…). Sin dudas que esto es redituable; opinan de algo que no saben,  convencidos de que son unos eruditos en la materia, y a fin de mes pasan por caja. Y todavía hay gente que les da un micrófono y un espacio en los medios. Pero lo peor no es eso. Es más aterrador pensar en la gente que los escucha y los respeta.

Milton, un simplista

Todos los que me conocen, o la gran mayoría, saben que tengo una tortuga de tierra como mascota. Hace menos de un mes, me regalaron otra. La saqué de la caja dónde estaba y la puse en el espacio dónde tengo la otra. Desconocía el sexo del especimen y en menos de 13 segundos me di cuenta que era macho . El cortejo fue muy simple; la olfateó, camino en círculo alrededor de ella y a cobrar.

Este hecho me hizo acordar a una filosofía o pensamiento que creara un amigo, y lo bautizaramos como “simplismo”. ¿En que se basa el simplismo?; muy fácil, en no andar con vueltas a la hora de las relaciones entre los seres superiores de la escala animal; porque lo único que nos diferencia de los animales es la razón, y a veces, ni eso.  Mis allegados saben que esta creación  del “simplismo”, fue el claro ejemplo del “invento que mató al inventor”. Mal empleado, y a veces omitido, puede jugar una mala pasada, sino pregúntenle al creador…

Cómo dijera otro amigo “desde que nos civilizamos, hemos perdido muchas cosas”, y una de ellas es el arte del simplismo. Las relaciones humanas son complejas, porque nosotros las hacemos complejas. Cuando dos personas se sienten atraídas mutuamente, ¿qué necesidad hay de estar semanas (a veces meses) de encuentros y charlas para llegar a lo que todos queremos? ¿Acaso hace mal tener relaciones sexuales? Algunos prejuicios impuestos en esta sociedad que vivimos, y que aún hoy siguen vigentes, a veces son trabas para pasar un buen momento. El que las mujeres anden con muchos hombres es el más claro ejemplo; ¿Por qué cuestionarlas? ¿Qué tiene de malo? La sociedad le impone un calificativo de “estar mal”, cuando si fuese el caso de un hombre, éste pasa a ser un ganador. Si les gusta, están en todo su derecho.

Todavía hay cosas que tendríamos que aprender de los animales, y dejarnos de insípidas charlas. El fin de los dos es el mismo. Si a él le gusta y a ella también, ¿Por qué damos tantas vueltas? ¿Con una alcanza, no Milton?

Larga vida al trash

Si había algo que esperaba con ansias desde Junio de 2003, era un nuevo disco de Metallica. Desde el momento que compré el "St. Anger", y lo escuché por primera vez, no entendí nada. Recuerdo escuchar ese disco en mi camino a la facultad, y no poder encontrarle el sentido. Con mi amigo de viajes Leandro nos mirábamos y decíamos “Que mierda es esto?” No era Metallica. No era nada. Eran 2 guitarras bajadas de tono y distorsionadas hasta las manijas, una batería de reggae, y un bajo indescifrable; no había ni un solo de guitarra! Definitivamente no era Metallica…

Desde ese momento, añoré con que grabaran un disco al estilo de la vieja escuela; riffs contundentes, velocidad, y que Hammet moviera los dedos! La espera valió la pena. Metallica volvió a escena, y de qué manera…

El disco abre con THAT WAS JUST YOUR LIFE; imponente. La intro me recuerda la época del glorioso Black Album, y después se descargan con todo al mejor estilo Blackened  del "…And Justice For All" (AJFA).  A los 4:52 minutos me volvió el alma al cuerpo; Kirk Hammet volvía a darle a sus frenéticos solos cargados de Wah Wah!

El segundo y tercer tema, THE END OF THE LINE y BROKEN, BEAT & SCARRED suenan más a la era "Load" y "Reload", pero bastante más pesadas que los temas de esos discos.

THE DAY THAT NEVER COMES es una mezcla de sus anteriores baladas Fade To Black, Welcome Home (Sanitarium) y One. Una balada sin desperdicios, con un solo imponente y una parte final instrumental a todo trapo.

ALL NIGHTMARE LONG es la canción más trash del disco, dónde Lars Ulrich saca “casi” lo mejor de él en el disco.  El punto más bajo del disco llega con CYANIDE, que suena a los temas lentos de “Reload”, y con THE UNFOGIVEN III, que más allá de ser un tema interesante, no se acerca en calidad al inolvidable THE UNFORGIVEN del "Black Album". THE JUDAS KISS levanta un poco la energía, dónde aparece un coro bastante pegadizo. Con SUICIDE & REDEMPTION vuelven con sus clásicos temas instrumentales que ya se extrañaban, con esos cócteles de riffs, cambio de ritmo, solos de guitarra largos y partes melódicas.

El disco cierra con MY APOCALYPSE, acercándose a lo que fue su época de "Kill´em all", con riffs directos y mucha velocidad.

En concreto, el nuevo disco de Metallica es muy bueno, en dónde quieren reencontrarse con su identidad de los primeros años, perdida en el St. Anger. Lo podría definir como una mezcla del "AJFA", "Black Album" , y algún pique del "Kill´em All". Si te gusta el trash de la vieja escuela, este disco merece la pena. METAL UP YOUR ASS!

Rock ´n Roll en estado puro

-Escuchaste el nuevo disco de AC/DC ?
-Si.
-Y ? Cómo está ?
-Es AC/DC...
Así de simple se podría definir el nuevo trabajo de Angus & Cia. Desde su formación, en el año 1973, se han mantenido fieles a un estilo que, guste o no, es reconocible desde los primeros compases de todas sus canciones. Los simples y pegadizos riffs se dan cita una vez más desde el minuto cero del disco, con su single "Rock ´N Roll Train", en dónde esperamos hasta la mitad del tema para escuchar a ese fenómeno llamado Angus Young solear, mientras se nos pega el corito "Runaway Train, Running right off the track". A lo largo del disco, seguimos viendo la fórmula del éxito; los riffs de Malcolm, los solos del gran Angus, esa batería "cuadrada", pero que tan bien suena de Phil Rudd, el bajo de corcheas de Cliff Williams, y la particular voz de Brian Johnson, que durante 30 años le han permitido al grupo mantenerse en la "elite" de los grupos de rock, demóstrandole a los nuevas bandas de rock dietético, que unos veteranos de guerra y mil escenarios, pueden mantenerse más que vigentes, en este actual mundo musical dónde prima la estética y las caras bonitas.
Después de ocho años de espera desde su último álbum de estudio, AC/DC volvió y cumplió, con creces. Un disco de Rock ´N Roll en estado puro. Es simple, es AC/DC. No lo pienses más.