Hijos de la pavota

Todos los años pasa lo mismo, y ya me tiene más que cansado. Parece que los turistas estuvieran exentos de toda infracción y que fueran amos y señores de mi balneario. Digo mío porque me crie acá desde los primeros días de nacido, hace 27 años. El tener matrícula de otro país, y especialmente Argentina, te permite hacer lo que quieras en lo que al tránsito se refiere.

Todas las temporadas veo estacionamientos en doble fila, transitar a contramano, picadas en la rambla (por nombrar algunas cosas), que aparentemente pasan desapercibidas para los oficiales del tránsito que circulan por  la ciudad. No me quiero olvidar de las motos “tuneadas” (por decirlo de alguna forma) que no tienen luces, ni matrícula, pero que circulan cómodamente por las calles, ante la pasividad de los agentes antes mencionados.

Generalmente los que pagamos todas esas infracciones somos los habitantes de todo el año. Como me pasó a mí hace unos años. Un 24 de agosto bajé a dar una vueltita por la desértica Rambla con mi querida VeloSolex, recién pintada y arreglada, a una marcha crucero (la palabra velocidad no la conoce este ciclomotor) y me llevé la grata sorpresa de que los inspectores (eran cuatro) estaban “patrullando” la zona. Uno de ellos me hizo señas de que parara. Acaté la orden, mientras por mi lado pasaban otros vehículos birodados a grandes velocidades, sin luces, sin matrícula y sus conductores sin casco, los cuales no fueron alertados por los inspectores.

Increiblemente, el más inofensivo de los conductores había sido detenido. Se ve que la velocidad a la que venía era peligrosa (Una pareja que estaba trotando por la rambla iba más rápido que la VeloSolex). Después de discusiones con los agentes, y que las motos siguieran circulando con total impunidad, fui advertido de que no podía circular más con mi ciclomotor. Se ve que sabían que no los iba a tomar a golpes de puño (como varias veces les ha pasado con otras personas), o que si me multaban, iba a ir como un gil a pagar la multa. Y así como a mí me pasó, a mucha gente también.

En verano los turistas hacen lo que quieren, y estos personajes pasean por la rambla haciendo vista gorda a todo, mientras que todos nosotros les pagamos. En invierno salen de “caza”, y agarran a todos los hijos de la pavota como yo, y tratan de sacar su comisión. En lo posible, que la ley sea pareja para todos, sino voy a empadronar la VeloSolex en Buenos Aires.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

JODETE GIL!!! SOS TERRIBLE ABOMBAO, COMO LES VAS A DAR BOLA A ESA MANGA DE DELINCUENTES. LA VERDAD, EL IDIOTA SOS VOS, LA PROXIMA VES QUE TE PAEN LOS AGARRAS A TROMPADAS Y LISTO, NO TE JODEN MAS!!!
PD: ESTE MÉTODO ES REALMENTE EFECTIVO

Anónimo dijo...

La de empadronar en Bs As es muuuy buena... jaja de lo otro nada q decir... yo vivo la interna de algunos inspectores (no de transito... mas bien de la parte edilicia) y es bravo, hay cada chanta! q no entiendo como joraca entraron a laburar... pero es la relidad q nos rodea...

Anónimo dijo...

pasa valor que no te pusiste para los bizcochos de la tarde!! sino seguro hasta te dejaban andar desnudo arriba de la solex

Anónimo dijo...

Comparto mucha cosa d lo antedicho... Estos energumenos q hacen las veces de POLICIA municipal de transito, utilizan criterios muuuy dispares a la hora de realizar su labor. Comparto con el sr. Rober la indignación, no tanto hacia el turista q "todolopuedeporquenosvieneadejarplataporesopocomasqueletenemosquelamerlaspatas", sino hacia los motoqueros de cuarta, tambien conocidos como "Atala Angels"... se los deja hacer cualquier barrabasada sin siquiera pararlos pa saludar. Tambien mi experiencia me dice q este tipo de dualidad de criterios, no solo se da en el balneario, sino que, me animaria a decir q en la mayoria de las ciudades de nuestro bendito país.
Se esperan más opiniones, atte.
Oscár Erqueira

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